DIÁSPORA. MEMÓRIAS ESQUECIDAS. A VIDA DO CAPITÃO ANTÓNIO BRAZ (y II), por Moisés Cayetano Rosado

Parte 3 – Fortaleza de Lille. Nos lleva ahora Isabel Braz, en su relato apasionante, detallado, riguroso e impecable, al escenario europeo, en los momentos más duros de la I Guerra Mundial, con Portugal ya como participante directo en el conflicto, y con su bisabuelo envuelto en los combates, dentro del Corpo Expedicionário Portugués, al que en Lisboa traduziram C.E.P. por “Carneiros de Exportação Portuguesa” (pág. 262).

El relato de las nuevas dificultades es pormenorizado. Unas tropas acostumbradas la batalla abierta han de transformarse en un cuerpo de resistencia en trincheras, acosados por una potente artillería enemiga y por gases venenosos que, a pesar de las máscaras antigás, les afectará con más gravedad que la metralla.

Ahora, además, el problema adicional vendrá del frío: O frio era cruel para nós e quando as temperaturas desciam abaixo de zero, o tormento era indescritível (pág. 272), y al tiempo as feridas das granadas formavam crateras nos corpos dos soldados que gritavam de dor. A carne soltava-se do corpo (pág. 273). Mal alimentados, pésimamente asistidos en cuanto a condiciones sanitarias, vivíamos com os ratos e como ratos (pág. 276).

António Braz prisionero en Alemania
António Braz prisionero en Alemania

Y el 9 de abril de 1918 se daría la famosa y trágica Batalha de La Lys, una masacre para los portugueses, que Isabel Braz nos relata, acompañando las vivencias de su bisabuelo, de una manera impactante. Así, a terra tremía entre a trovada e as granadas que continuavam no ar. Cai sobre nós um furioso ataque de gás (pág. 290), muriendo de su batallón de 30 oficiales y 780 plazas, 24 de los primeros y 637 de los segundos, pasando los demás a ser apresados en campos de concentración (relacionados en la pág. 292).

En el Campo de Rastatt -indicaría António Braz- comença verdadeiramente o nosso martírio, mil vezes pior do que o bombardeamento das trincheiras (pág. 296). Y a partir de ahí se extiende en el relato escalofriante del cautiverio, los maltratos alemanes, las enfermedades, el hambre terrible, la falta de atención del Gobierno portugués para con sus militares detenidos, algo que contrasta con los acuerdos de los aliados con los alemanes para facilitar un cautiverio humanizado, acorde con los convenios internacionales. Así, denuncia: Ninguém dos aliados entendía este abandono tão portugués, que chegaram a clasificar de absurdo (pág. 338), y se lamenta: : tinhamos mais fé que seriam os Aliados a conseguirem tirar-nos dali, do que as nossas autoridades que nos deixaram sempre ao abandono (pág. 359).

Cuando finalmente llega la liberación, el 28 de diciembre de 1918, Isabel Braz hace balance a través de su abuelo: Portugal movilizou mais de 100.000 homens e deixa nos campos de batalha mais de oito mil mortos. Depois de assinada a paz, foram devolvidos a Portugal pela Alemanha 6.767 prisioneiros. Lamento os 233 homens que não conseguiram aguentar-se e morreram em cativeiro (pág. 385).

Parte 4 – Forte da Graça. Regresado a su tierra natal, el capitão António Braz obtiene como destino la dirección del Forte da Graça en Elvas: Gobernador do Forte da Graça e Comandante do Depósito Disciplinar (pág. 391), donde desempeñará una actuación extraordinaria a la hora de rehabilitar el monumento y dignificar las condiciones de vida de los militares y civiles que redimían penas en el Fuerte.

Es admirable esta mentalidad tan abierta en cuanto a la actitud ante los presos, políticos, militares y comunes, tan comprensiva y humana. Como admirable es su visión de la monumentalidad del Fuerte, la necesidad de su preservación, así como de las murallas de Elvas, en tanto la tendencia generalizada es de derribos indiscriminados; sus propuestas para rehabilitación y uso de la fortaleza de la ciudad, sus dos fuertes y sus fortines son de un rigor irrebatible.

Van alternándose ahora el relato de las tareas oficiales en el trabajo con el discurrir de la vida familiar (que siempre han tenido una atención emotiva en todos los anteriores apartados, como hilo humanizante de la vida, con sus penas y alegrías; esperanzas y abatimientos; compensaciones y tragedias, especialmente por la muerte de una hija y un hijo del capitán).

Aquí se explica la decisión de António Braz de escribir su libro “Como os Prisioneiros Portugueses foram Tratados em Alemanha” (edición del autor, de 1936), para contradecir la versión oficial alemana de su actuación pretendidamente impecable; libro que disgustará a esas autoridades germanas, que hacen todo lo posible para silenciar la publicación, lo que en parte consiguen -con la colaboración del gobierno portugués- al coartar su divulgación mediante reseñas y críticas.

Muy interesante resulta la visión de la Guerra Civil española y la relación con los refugiados republicanos en Portugal, tan horrible también: Os espanhois até a comida dos cães chegavam a roubar… (pág. 458), dado su estado famélico. Y aporta el conocimiento de conductas emotivas: Havia quem chegasse a fazer pão para lhes dar, mas ninguém podia saber por causa da nossa polícia que estava sempre atenta para os denunciar (pág. 458), referenciando para ello Isabel Braz el libro de Rodrígues Ferreria “Guerra Civil de Espanha – Na Memória de Barrancos”, así como apasionantes experiencias familiares del momento.

Retirado de su actividad laboral en 1936, el capitán António Braz mantendrá una interesante actividad como articulista -ya iniciada unos años antes-, fundamentalmente en el Jornal de Elvas, el Correio Elvense y Linhas de Elvas, sobre su vida militar, experiencias en África, Francia y Alemania, así como defendiendo el patrimonio histórico de la ciudad (págs. 506 y 515-517).

Son también de interés, en las últimas páginas del libro, sus reflexiones sobre el salazarismo, lamentándose del Triste País este que se amarrou a um homem que já nada lhe pode oferecer (pág. 482).

Y finaliza con los años de la vejez, que siente como una muerte anunciada, un deseo de descanso, muy emotivo en las palabras finales: Sei que me vou juntar à mina velhinha e descansar finalmente. Descansar sí, de una vida agitada, difícil, sacrificada, pero plena y fructífera, admirable y ejemplar.

2 Comments

  1. É urgente recuperar/reactivar os testemunhos directos da nossa História. Não deixarmos, que esta seja escrita por qualquer escrivão “oficial”. Da Guerra Colonial, ainda abundam os testemunhos directos.

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