MANUEL PACHECO, POÉTA EXTREMEÑO UNIVERSAL DEL SIGLO XX – por Moisés Cayetano Rosado

 

Imagem2Aparte de los poetas regionalistas, de poesía popular escrita en dialecto extremeño (entre los que destacan Luis Chamizo y José María Gabriel y Galán), el poeta contemporáneo más universal de la región resulta ser Manuel Pacheco. Nacido en Olivenza, en 1920, vivirá casi toda su vida en Badajoz, donde moriría el 13 de marzo de 1998. Su obra es esencialmente poética -aunque son deliciosas sus narraciones breves-, comprometida esencialmente con el hombre, denunciando las injusticias que se cometen por el mundo y desenmascarando a los grandes explotadores de la Tierra.

Precisamente, su libro más emblemático, “Poesía en la tierra”, publicada en 1971 en el País Vasco,Imagem2 contiene lo esencial de su latir humano y artístico. En él hay una “Nota autobiográfica” en la que el poeta se presenta: Nací en Olivenza (Badajoz) un 19 de diciembre de 1920. A los siete años perdí a mi padre. Trasladado a Badajoz, ingreso en un hospicio, donde permanecí más de diez años. A los dieciocho recién cumplidos soy llamado a filas en la guerra civil de España. Fui monaguillo, cantador de tangos, fotógrafo, ebanista, cargador de muelle en la estación de ferrocarril de Badajoz, albañil, marmolista, repartidor de hojas de empadronamiento, comparsa de teatro, pasé hambre y me fui a Portugal en busca de la comida.

No tengo ninguna clase de estudios; fui muy poco a la escuela, pues comencé a trabajar desde muy niño. Pero desde los ocho años leo todo lo que cae en mis manos.

Estoy casado y tengo un hijo de trece años. Tengo también muchos amigos por todo el mundo: me los hizo la poesía.

Soy esencialmente poeta. Desde 1949 he publicado varios libros de poesía. Poemas míos han aparecido en periódicos y revistas de España y el extranjero; algunos han sido traducidos a varios idiomas. También he escrito teatro y cuentos.

Vivo en Badajoz; por las mañanas trabajo en una oficina y por las tardes en una biblioteca.

Veamos dos de sus poemas más recitados en los múltiples escenarios de España y Portugal por los que los leía con su voz profunda, que levantaba pasiones:

– Para abrir la bocaEn boquita cerrada no entran moscas.Pero tampoco salen las palabras.Aunque las moscas entrennunca tengas la boca cerrada.

 

– TodavíaTodavía no se ha ido todo el humotodavía están las sombrasocultando la libertad de España;todavía está el hombre con sus naveshaciendo payasadas en el cieloy el cáncer en la tierra

comiéndose a la gente.

 

Todavía el amor está dormido,

dormida la amapola, el alba y las palomas.

Todavía está el hombre jugando con los átomos

y envenenando el aire que respira.

Todavía se pudren los niños,

se matan los hombres

y la babosa del odio

mancha el campo del alma.

 

Todavía está Dios en las iglesias.

Todavía está todo TODAVÍA.

 

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