7. IMPORTANCIA DEL COMPROMISO ARTÍSTICO-LITERARIO.
Quede, pues, claro lo dicho: el primer compromiso literario es el compromiso estético, la literatura como obra de arte. Pero un segundo compromiso la enaltece: el compromiso ético, el compromiso social, la literatura como testimonio, como medio de concienciación.
A lo largo de la historia, la literatura no habrá hecho que se remuevan los cimientos de los grandes atropellos, de las violaciones de derechos, de los abusos de grupos privilegiados contra las grandes masas desprotegidas. Pero ha servido de ayuda, de apoyo y de sustento a los que se han movido para evitar el adocenamiento y la barbarie.
Ha sido faro y timón muchas veces, y espoleta, y aldabonazo para el necesario despertar.
Sufridas tierras, como las castigadas maniguas y pampas de Iberoamérica, han contado con el bálsamo y la guía de literatos comprometidos hasta las últimas consecuencias. En Europa, en España, han hecho mil veces mil frente a los abusos y las dictaduras. No hay país, región del mundo, ni tiempo histórico que no hayan contado con escritores fuertemente concienciados, que han reflejado sus sentimientos, su testimonio social en su obra.
Nuestro vecino Alentejo y nuestra Extremadura han tenido, tienen, escritores que caminan sobre esas dos piernas necesarias: el compromiso estético y el ético. Es bueno no amputar al caminante, dispuesto a bregar por la belleza y la justicia sin rendirse a la apatía, a la rutina o al triste desaliento.
Pisa fuerte sobre la tierra -me escribía de su puño y letra nuestro admirado poeta Luis Álvarez Lencero en la dedicatoria de uno de sus libros-. Camina hacia la estrella destinada para ti. Suelta las alas de tu hombría detrás de los buitres, encima de los lobos, clavando tus poemas sobre la ponzoña de los amos.
Sí, porque el escritor, el ser humano, ha de mantener por siempre ese principio -explícito o no- en su obra.
Essa é a condição do Homem: caminar, caminar sempre, escribe el alentejano António Murteira.
Y concibe el camino como el sueño continuo, la esperanza, la lucha. Y piensa que el escritor, como cualquiera, ¡más aún!, ha de impregnar su obra de ese sentido humano, solidario. Tantos como él, ya vimos, así lo comprendieron, lo comprenden, y actuaron, actúan, actuamos, después en consecuencia.