MEMORIAS DE UN EXTRANJERO EXTRAVAGANTE – 4 – por Raúl Iturra

(Continuação)

 

Estar en El Pino, era un paraíso. Por ser el nieto que substituía al hijo distante, el Ingeniero, la casa se abría y se llenaba de niños que iban a jugar conmigo. El segundo marido de la Abuela Reina, con esas manos inmensas y cuerpo de toro, me instalaba un columpio en las vigas de la Bodega Vieja, hecha en frente de lo que había sido la casa mansión, en los tiempos en que el primer marido estaba aún vivo. Como sabemos, Chile es un país de terremotos. En 1939 hubo uno en el área de Chillán, a 450 kilómetros de distancia al sur de la capital. Con el terremoto llamado de Chillán, de grado 9 en la escala de Richter, todo el centro sur del país se vino al suelo.

 

En Chile los terremotos son como un Rosario: cuentas tras cuentas de Padres Nuestros y Ave Marías, que nunca más acababan. XRezar el Rosario es la devoción principal del país, especialmente en áreas rurales. El día del terremoto, la casa cayó entera y solo restaron los escombros de las casas y millares de muertos en las ciudades y otros sitios vecinos. Las casas eran antiguas, del tiempo de la colonización del país, siendo gobernado por un representante del propietario de las tierras, la monarquía de España, que iba entregando haciendas o largos trechos de tierra a los que, en el ver del Virrey o del Gobernador, lo merecían.

 

Es el origen de El Pino y del Parrón. Entregaban tierras, casas y servidumbre en las personas de los indios que allí vivían, los que pasaban a ser la servidumbre de los nuevos propietarios. Los nativos oponían resistencia, hablando siempre en mapudungun, lengua que aprendí con mis amigos Cutrileo. Fue un horror de movimiento de tierras. Acontecían las cosas más extrañas acontecían, por causa del terremoto: robos, asaltos, incendios provocados para cobrar los seguros de las viviendas. En El Pino, la Abuela Reina no se movió de su sofá de seda, pero la hermana de su nuevo marido, Delfina, no tuvo mejor idea que la de tirarse por una estrecha ventana para salir de la casa, de prisa y corriendo. Olvidó, en su susto, esa pretensión que tenía, la de ser una doncella elegante y delgada. La verdad es que era tan fuerte como su hermano y quedó atascada en ese hueco de lo que fue mansión: una ventana pequeña. La familia, excepto la Reina que se moría de la risa en medio de los movimientos de tierra y personas, reía más aún de lo ridículo de la escena y la falta de raciocinios. La familia se dividió en dos para salvar a Delfina: había los que la tiraban para afuera, había los que para adentro, la iban partiendo y Delfina se sofocaba.

 

El terremoto resolvió el asunto: la pared de mampostería se cayó y tuvo que ser rescatada de los escombros. Transportar una pretendida gacela de cien kilos de peso, fue un trabajo de familia y servidumbre. Las heridas y el susto no daban para su calma sobrevivencia, menos aún para encontrar un novio que la salvara…No era extraño, vivía llena de miedo, por todo o por nada. Continuó aún más a suspirar por un marido que nunca apareció. Quién iba a casar con ese cuerpo, lleno de furia de vivir! La casa fue reconstruida, pero de forma diferente. De la cantidad de edificios, solo quedó en pié la Bodega, construida de forma resistente, reforzada con vigas de árboles secos, la cronología de los siglos había pasado por ellos, como los robles que tienen una duración de decenas de años. Es un árbol de la familia de las Fagáceas, que tiene por lo común de 15 a 20 m de altura y llega a veces hasta 40, con tronco grueso y grandes ramas tortuosas, hojas perennes, casi sentadas, trasovadas, lampiñas y de margen lobulado, flores de color verde amarillento en aumentos axilares, y por fruto bellotas pedunculadas, amargas. Su madera es dura, compacta, de color pardo amarillento y muy apreciado para construcciones.

 

La nueva casa se hizo de la parte que no cayó de la anterior, por estar con vigas de roble. El terremoto fue desbastador, tanto el de Chillán como el de Concepción . Era casi natural. Las casas eran viejas, muchas hechas en madera por causa de la pobreza de la población. A pesar da pobreza, cuando íbamos a El Pino con el Ingeniero, íbamos en camarote, para dormir. El tren llegaba de madrugada, era colocado en una vía silencioso, hasta que los señorones despertaran. El Ingeniero me vistió un pijama, mando a lavarme los dientes y pregunté si tenía que despedirme de toda la gente del vagón en que nos sentábamos. Bueno para las diabluras, me hizo ir y me despedí, con entereza, de todas las personas, que quedaron encantadas: era yo un niño rubio, bien formado y gentil. La educación dada a mí, de forma especial: era su orgullo y quería exhibirme, para su crédito como padre.

(Continua)

 

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A las 23:32 hora local, la tierra empezó a sacudirse fuertemente bajo Chillán, destruyendo más de la mitad de él, alrededor de 3.500 viviendas, incluyendo la recientemente construida Casa Rabié, que en ese entonces había en la ciudad. Luego de este movimiento, vinieron otros, que aunque de menor intensidad, que terminaron de dejar totalmente destruida a la ciudad. La Catedral de Chillán era, hasta ese entonces, una de las principales edificaciones de la zona, pero fue totalmente destruida por el sismo. La Catedral que construyeron después del terremoto fue diseñada y edificada para resistir los terremotos siguientes Unos minutos después del remezón en Chillán, a las 23:35, Concepción fue sacudido violentamente por el sismo de Chillán. Casi todas las edificaciones, alrededor de un 95% de las casas, fueron seriamente dañadas. En la intersección de las avenidas O’Higgins con Aníbal Pinto se acumularon los cadáveres, que eran luego llevados al cementerio y enterrados en grandes franjas de tierra de hasta una cuadra de tamaño. La energía eléctrica se vio cortada en toda la ciudad y se reportaron decenas de incendios en varios puntos de la misma. El suministro de agua potable también se vio seriamente afectado. Los daños materiales en toda la ciudad fueron evaluados en más de 3 mil millones de pesos de la época. En el teatro Concepción había una función cuando se produjo el terremoto. La gran lámpara que estaba suspendida en el techo del teatro empezó a balancearse y la gente, despavorida, escapaba, cuando la escalera de caracol que se encontraba en el teatro se agrietó, causando que muchas personas cayeran al vacío. En la intersección de las avenidas O’Higgins con Aníbal Pinto se acumularon los cadáveres, que eran luego llevados al cementerio y enterrados en grandes franjas de tierra de hasta una cuadra de tamaño. La energía eléctrica se vio cortada en toda la ciudad y se reportaron decenas de incendios en varios puntos de la misma. El suministro de agua potable también se vio seriamente afectado. Los daños materiales en toda la ciudad fueron evaluados en más de 3 mil millones de pesos de la época. Varias edificaciones emblemáticas de la ciudad fueron destruidas, como el Mercado Central y el edificio de Correos de Chile, pero el más emblemático fue la antigua Catedral de Concepción, ubicada frente a la plaza de la Independencia, que quedó seriamente dañada. Sus dos torres se bamboleaban peligrosamente, por lo que tuvo que ser demolida. Otro edificio que fue afectado correspondió al primer edificio de la antigua estación Central de Concepción.

 

En el año 1941, comienza la construcción del segundo edificio estación. Fuente, entre otras: Servicio Sismológico Universidad de Chile, Sismos importantes o destructivos desde 1570 Avenida Barros Arana de la ciudad Concepción después del sismo. Casas sólidas, casi palacetes, derrumbadas por el terremoto, entre las que se contaban la del eterno Intendente de Concepción, Esteban Iturra Pacheco, tío abuelo del Ingeniero, mi padre. Nuestra casa principal en la ciudad también cayó. Tuvieron que usar una de las casas que arrendaban a otros, compradas por mi abuelo Don Abuelo el Viejo. Esa fue la miseria que vi, cuando conocí la tierra de mi padre, llevado por él en un tren bien mejor, un expreso llamado Flecha del Sur, no como en el que me embarcó cuando ya más grande, fui solo a El Pino. El lento tren era llamado Ordinario… y el nombre correspondía a su calidad. El camino obligatorio para ir a Concepción, era Chiguayante, palabra mapudungun, que en castellano significa Cubierto de neblina y de nubes, derivado del concepto “chihai”, nube. o El poblado es una isla entre dos brazos del río Bio-Bío. Los aborígenes pusieron muy bien sus ojos en este lugar, el que llamaron Chiuai-antü, que estaba lleno de vegetación, su posición al abrigo de los vientos del norte o la bahía de Thralca- Huenu (Cielo Tronador), también a orilla del gran río (Futalewfû) y al amparo del Cerro Manque (Manque-mahuida) en donde encontró un atalaya magnifico para otear el horizonte a los invasores y poder también hacer señales a sus hermanos. Este lugar para los españoles la cosa fue muy distinta, ya que este camino fue siempre peligroso para el avance de sus caravanas, porqué desde los árboles saltaban los aborígenes sobre ellos. La senda de los conquistadores y su ambición fue trazada a sangre y fuego, no existe otra explicación, ya que idea principal era el oro y no era evangelizar al que llamaban bárbaro. En estas tierras cabalgaron muchas veces los líderes mapuches para atacar a las ciudades que fundaron los españoles como Nuestra Señora de la Concepción de la Madre Santísima de la Luz y quemarla, sus huestes comandadas por Caupolican, Lautaro, Lientur, Colo- Colo, Millalelmo, Loble, el Mestizo Alejo en distintas fechas. Fonte: Pedro Mariño de Lobera en “Crónicas del Reyno de Chile”, Alonso de Góngora y Marmoleño, el poeta Pedro de Oña y su “Arauco Domado”, Diego Rosales su “Historia general del Reyno de Chile”, 1544-1555-Reeditado pela Editora Zig-Zag., Santiago de Chile Chiguayante, 1910 En l897 Don Guillermo Schaub fundó la primera industria de bolsitas de papel, iniciativa que fue seguida por otros industriales en 1909, con capitales alemanes instalaron otra industria, como la Chileam Mills, de don Guillermo Yanzen y Arturo Yunge; una fábrica de paños, con la que pusieron la primera simiente de industrialización de este pequeño lugar en que solo se cosechaban productos de la tierra. Junto con este despegue comenzó también la división de las grandes quintas en otras mas pequeñas para la habitación; y así se formaron las primeras poblaciones tales como la Población Gaete, hoy calle Lord Cochrane, la Población Bio- Bio, la división de la quinta de don Eladio Sobrino que constituiría el centro de Chiguayante a la orilla de calle Bilbao.

 

En 1914 producto de la primera guerra mundial los fondos alemanes fueron congelados por el gobierno chileno debiendo la industria despedir sus trabajadores, lo que puso la nota de suspenso para el desarrollo del pueblo, ya que se cerró la Chileam Mills, con ello la emigración de trabajadores; el pueblo volvió a explotar sus suelos. En 1929, Grace y compañía (Chile) S.A. compró las instalaciones de la fábrica de paños Chileam Mills vino a invertir en una industria de envergadura con nueva y moderna maquinaria, a contratar una gran cantidad de mano de obra. De todas partes de la región llegaron trabajadores a Chiguayante, como Tomeco, Traiguen, Santa Fe, Talcamavida llegaran gente a enrolarse en las industrias, pero había un pero, que estas personas supieran por lo menos firmar, lo que dio impulso a cursos de alfabetización y más escuelas. Chiguayante a fines de aquella época apenas tenía caminos, que eran solo huellas que pasaban por entre cerros, ya para ir a la ciudad se debía pasar por un cerro entre Villuco y Lonco. Recuerden que los únicos medios de locomoción eran el tren Local, la carreta y los taxis que habían eran los negros coches que se aventuraban por esos malos caminos. Para llegar a Hualqui la cosa era más difícil, había que viajar por un polvoriento camino entre los bosques de pinos, pasar la Leonera, Homerhuet, subir un cerro para llegar a Periquillo, luego la Araucana. Aún quedan vestigios de aquel camino, que tantos dolores de cabeza produjo con los rodados, ya por un terremoto o por un deslizamiento producto de las lluvias, no se podía viajar por tren y no había locomoción. Era un viaje muy difícil para visitar a ver un familiar en Hualqui, si no era de a pie. Hasta que llegada de la góndola; uno de los pioneros en este rubro fue Anfossi y los Hermanos Varela. Toda la historia, puede leerse en http://www.contenidoslocales.cl/sitio/2002/historia-de-chiguayante

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