6. POESÍA Y CANCIÓN CONTESTATARIAS EN LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA. LA “EXPLOSIÓN” EN LA RAYA.
Y es que en los años sesenta y setenta del siglo XX (cuando Europa despierta tras las secuelas de la II Guerra Mundial en un desarrollismo desigual, que enriquece a la burguesía de industriales y comerciantes, mientras mueve a las masas trabajadoras de un lado a otro, según los intereses del capital), en tanto Iberoamérica sufre las dictaduras terribles que amparan los poderes políticos y económicos de EE.UU., surge una auténtica explosión de cantautores comprometidos que, desde estos últimos lugares, inundan con sus denuncias el mundo. 26
Ahí están las voces de Víctor Jara, Violeta Parra, Chavela Vargas, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guarany… ¡muchísimos más! De éste último son estos versos cantados por tantos, que vendrían a ser como un lema, como una luz que a todos guía:
Qué ha de ser de la vida
si el que canta
no levanta su voz en las tribunas
por el que sufre,
por el que no hay ninguna razón
que le condene a andar sin manta.
Su rebelión es total. Nada escapa a su crítica, expresada con una voz delicadísima y unos versos de alta calidad. Increíble la tensión que creaba Atahualpa Yupanqui cuando terminaba sus “Preguntas sobre Dios” diciendo:
Que Dios vela por los pobres
tal vez sí y tal vez no,
pero es seguro que almuerza
en la mesa del patrón.
Con menos dureza, pero no menor emoción, otros autores nos muestran su vibrante testimonio que, llevado a su biografía personal, adquiere tintes sublimes, como en el brasileño José Mauro de Vasconcelos, cuando escribe así sobre su madre en 1968:
Ela falava com uma voz cansada. E eu estava com muita pena dela. Mamãe masceu trabalhando. Desde os seis anos de idade quando fizeram a Fábrica que puseram ela trabalhando. Sentavam Mamãe bem em cima de uma mesa e ela tinha que ficar limpando e enxugando ferros. Era tão pequenininha que fazia molhado em cima da mesa porque não podia descer sozinha… Por isso ela nunca foi à Escola e nem aprendeu a ler. Quando eu escutei essa história dela fiquei tão triste que prometi que quando fosse poeta e sábio eu ia ler minhas poesias para ela…
Es extraordinario el registro lírico de Vasconcelos al tratar de esa herida profunda. Siempre, la evocación de “la madre” ha llevado a altas cotas de denuncia, dolor y belleza narrativa en los grandes autores comprometidos con su oficio y con la vida. El portugués Eugenio de Andrade universalizaba ese sentimiento en su libro “Vertentes do olhar”:
Quando voltar ao Alentejo as cigarras já terão morrido. Passaram o verão todo a transformar a luz em canto -não sei de destino mais glorioso. Quem lá encontraremos, pela certa, são aquelas mulheres envolvidas na sombra dos seus lutos, como se a terra lhes tivesse morrido e para todo e sempre se quedassem órfãs. /…/ O olhar esperto ou sonolento, o corpo feito um espeto ou mal podendo com as carnes, elas são as Mães. A tua; a minha, se não tivera morrido tão cedo, sem tempo para que o rosto viesse a ser lavrado pelo vento. Probablemente estão aí desde a primeira estrela. E o que elas duram! Feitas de urze ressequida, parecem imortais. Se o não forem, são pelo menos incorruptíveis, como se participassem da natureza do fogo. /…/ E cheiram a migas de alho, a ranço, a aguardente, mas também a poejos, colhidos nas represas, a manjerico quando é pelo S. João
.
En Portugal y en España tendrá lugar una amplia repercusión y seguimiento el movimiento contestatario, inconformista, de los años sesenta y setenta. Y en el caso de Extremadura adquiere niveles extraordinarios por la profusión de autores y recitales a mediados de los setenta, con Franco aún vivo, como resistencia y contestación arriesgada a su dictadura de cuatro décadas.
Es la época de los cantautores portugueses José Afonso, Adriano, José Mário Branco, Sérgio Godinho…, del poeta Manuel Alegre, al que hemos de unir los poetas populares -hombres y mujeres sencillos, campesinos, de verso lleno de sentimiento- y el alentejano António Murteira, tan comprometido con la Reforma Agraria tras la “Revolução dos Cravos”.
No podemos olvidar los versos iniciales de la canción “Grândola, vila morena”, de José Afonso, que fue contraseña del inicio revolucionario, tras haber estado “prohibidísima” por la dictadura de Salazar:
Grândola, vila morena,
terra da fraternidade,
o povo é quem mais ordena
dentro de ti, ó cidade.
¡Estaba prohibido decir que el pueblo es el que manda, estaba prohibida la soberanía conquistada en las revoluciones del siglo XIX!
Y luego tenemos los versos sentidos de António Murteira sobre la Reforma Agraria, que pretendió en 1975 repartir los grandes latifundios alentejanos, en manos de una burguesía enriquecida y absentista, entre los campesinos sin tierra y tantas veces sin el mínimo pan:
sementeira nova, nunca vista
abraça-me
ja sei de novo rir e amar
concertinas guitarra cantares
pão fresco para todos
no baile da UCP(2)
Alegría que poco después se tuerce, cuando la Revolución es “domesticada” y se devuelven a los antiguos propietarios las fincas que se les expropió, dejando otra vez a los jornaleros sin expectativas, como ya hemos visto denunciado por Saramago:
ontem dispararam sobre nós
ás portas da lagoa
e roubaram as máquinas da UCP
um grotesco capitão da GNR(3)
fazia guinchar os tractores
pela estrada de paralepípedos
caricatura de tractorista
enfeitado de G3(4) e de ignorancia
El cantautor José Mário Branco lo expresa sentidamente en su canción “Eu vim de longe”, donde dice:
Quando nossa festa se estragou
e o mès de Novembro(5)se vingou
eu olhei p’ra ti
e então eu entendi
Foi um sonho lindo que acabou
Houve aquí alguém que se enganou.
¿Quién se engañó?
Los 70.000 trabajadores que encontraban empleo en las tierras de la Reforma Agraria. Los otros 70.000 que esperaban su vez, acabándose así un paro secular que ahora es el estado habitual de esas masas desposeídas.
Los que soñaron con que os dias novos começam com a terra. Y así lo denuncian poetas y cantautores comprometidos, que con Manuel Alegre dirán:
Se a História é interdita e não nos resta sequer a escrita
que farei eu com este cravo? (6)
En Extremadura, cantautores como Pablo Guerrero, Luis Pastor. José Antonio Espinosa o Luis Regidor, y poetas como Manuel Pacheco, Luis Álvarez Lencero o Jaime Álvarez Buiza, “calientan” el ambiente predemocrático con encendidos versos y canciones. Se llegó a hablar incluso de la “Generación extremeña del 75”, tal vez exageradamente. Pero sí estamos ante un “Movimiento del 75”, poético, literario, artístico, que unía a la calidad de sus intervinientes el mensaje contestatario de unas letras donde se denunciaba la opresión en general, la falta de libertades en el país y la situación de miseria y olvido en la región. Cientos de personas, a veces miles, les escuchaban con emoción en las plazas y los escenarios de pueblos y ciudades, donde tras muchas décadas de mordaza volvía la voz de la protesta.
Extremadura,
campo de toros heridos
que no braman.
Ocultarán el gemido
de su garganta.
Los versos de Pablo Guerrero siguen siendo referencia en toda la región, como símbolo del necesario despertar7. Un despertar con gritos y verdades, porque, como recitaba Manuel Pacheco:
A finales de 2003 se celebró en el Teatro López de Ayala de Badajoz un recital de cantautores de aquella época, venidos de toda España y el público vibró, puesto en pie, con esta canción más que con cualquier otra.
En boquita cerrada no entran moscas.
Pero tampoco salen las palabras.
Aunque las moscas entren
nunca tengas la boca cerrada.
Era una invitación al compromiso, a la toma de posturas contra la injusticia y la opresión, que nos recuerda al Quevedo de: No he de callar por más que con el dedo/ silencio avises o amenaces miedo/ ¿No ha de haber un espíritu valiente?/ ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?/ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Luis Álvarez Lencero lo encaró con valentía en su hermoso poema “Los parados”, musicado después por el cantautor José Antonio Espinosa:
En la plaza del pueblo
sólo hay hombres callados.
No trabajan, no tienen
quien les dé algún trabajo.
Más adelante:
¿Qué piensan esos hombres
que nacieron esclavos?
La libertad se gana
cara a cara ante el látigo.
Y después:
Yo sé que cualquier día
estos hombres cansado
con un grito de muerte
nos dirán “¡aquí estamos!”
El paro, la miseria, la emigración, eran temas recurrentes en estas dos regiones fronterizas, Alentejo y Extremadura, tan castigadas por las desigualdades a lo largo de la historia, tan dependientes de una tierra siempre en privilegiadas manos, que se sirven de ellas para su recreo, en tanto se olvida al hombre que suda, se esfuerza y padece injusticia y hambre, como denunciaba Jaime Álvarez Buiza:
Y, ¿quién se acuerda de ti,
vendimiador esforzado,
que vas dejando tu cuerpo
en los racimos del amo?
Di, ¿quién se acuerda de ti?
Jaime lo recitó nada menos que en la “Fiesta de la Vendimia” de Almendralejo, en 1975, ante varias decenas de encopetados vinateros que no sabían donde esconderse. Y aún así estamos ante un caso de productividad (aunque con muy dispar distribución de beneficios), pero lo común era lo que vio Luis Bello en su “Viaje a las Escuelas de España. Extremadura -y raya de Portugal-”:
El mayor lujo de nuestros campos consiste en dejar fuerzas sin empleo, tierras sin trabajo y antiguas encomiendas históricas reducidas a cotos de caza.
Caso corriente éste en las enormes dehesas suroccidentales de nuestra Península, condicionadas en su desigual reparto por el sistema repoblador de la Reconquista cristiana medieval -adjudicado por los reyes a Órdenes Militares y grandes señores- y el proceso de las desamortizaciones liberales del siglo XIX, tan denunciadas en sus resultados por los escritores comprometidos de los siglos XIX y XX, al servir básicamente para enriquecer a una burguesía ascendente y absentista, despojando de recursos a los pequeños campesinos y jornaleros, beneficiarios de las tierras comunales y de los trabajos en posesiones eclesiales.
Quem trabalha e mata a fome
não come o pão de ninguém
quem não trabalha e come
come sempre o pão de alguém
Son versos del “poeta popular” alentejano Manuel Inácio Veladas, que lleva tras de sí mucha experiencia acumulada de situaciones de abuso y privilegio, y que no quiere dejar sin la protesta, sin la constancia escrita que es guía de la producción de los autores concienciados.
2 – Unidad Colectiva de Producción (especie de cooperativa de propiedad estatal y beneficios comunes para los trabajadores de la misma).
3 – Guardia Nacional Republicana (similar a la Guardia Civil española).
4 – Fusil automático con que estaba equipada la GNR.
os dias novos começam com a terra
5 – 25 Noviembre de 1975: considerado por la mayoría de los especialistas el final de la época revolucionaria iniciada en abril de 1974.
6 Cravo:clavel. Símbolo de la Revolución Portuguesa de 1974.