Memorias de un extranjero extravagante – 66– por Raúl Iturra

(Conclusão) 

 

Era hijo del conquistador español capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la ñusta o princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac, emperador del reino de las cuatro partes o suyos o Tahuantinsuyo (nombre del Imperio incaico en su lengua nativa quechua). Gracias a la privilegiada posición de su padre, que perteneció a la facción de Francisco Pizarro hasta que se pasó al bando del virrey La Gasca, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria; estudió en el colegio de Indios Nobles del Cuzco, el Inca Garcilaso de la Vega recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica, por ejemplo los hijos del emperador Huayna Cápac: Paullu Inca y Tito Auquí. Accedió pues a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas. Inca Garcilaso de la Vega, Cuzco 1539-Córdoba España 1616 (77 años)

 

7.- La genealogía es historia.

 

Para escribir esta larga historia de mi vida, comencé por nuestra  infancia, corriendo a jugar en un bosque de pinos que era el resbalón de los  hijos del Ingeniero en el bosque de pinos de su fundo heredado por él de su padre, con usufructo, así eran esos tiempos, de la Abuela Reina y su primo, el segundo marido que adquirió después de la muerte de Don Abuelo el Viejo. Lo adquirió, por ser conveniente para los dos. Para ella, tenía así un hombre que tomara  cuenta de la tierra y él, tierra para administrar, porque d él no tenía ninguna, ni medio metro de jardín. En el verano, se llenaba de nietos, en veranos anteriores, con Don Abuelo el Viejo aun vivo, de primos de su único vástago, que traían alegría y juventud a su casa. Cuatro primas y tres primos. Creé para ello una genealogía, que dice quién es quién, y fui observando su crecimiento y opciones de vida.

 

Es razonable entender que la vida de un individuo, no es el cúmulo de actividades que la persona piensa de forma solitaria. Todo ser humano es un derivado de la interacción con otros, especialmente si derivan de una larga cronología de actividades, entre la paz y las batallas. Observé, a lo largo de mi vida, como los pequeños del comienzo de este texto pasan a ser imágenes para otros, de las que los demás aprenden. Es evidente que en el centro hay una unidad, la familia que, pasado el tiempo, van formando las suyas propias, que aprendemos a respetar. Si no hubiera ese valor, no existiría el desarrollo de la vida social, que pasa por las formas de observación hechas por las divinidades en que todo el mundo cree, sea que lo entienda o no. Todo individuo es el resultado de una interacción con derechos y valores, como los que he analizado del Imperio Inca, que dio el ejemplo de ser la mejor civilización de su tiempo y que ha sido heredada entre batallas y ceremonias, por las personas que habitan los continentes, especialmente el de América, en donde crece hoy en día, la rectitud, de los definidores de la paz, el Imperio de los cuatro sitios o Tahuantinsuyo, el Imperio Inca que gobernó territorios por centenas de años, hasta su ruptura por invasores extranjeros, o personas no nativas que no podían entender la vida de la paz y la sabiduría. Entre serenidad y hostilizaciones, me parece que transcurre el desenvolvimiento de la cronología de la humanidad. Dioses, muchos, pero humanizados; creencias, todas, lo acepten las personas o no.

 

Me parece haber vivido una vida dorada que ha hecho de mí, una persona extravagante, es decir, de fuera del sitio de los otros. Raro, extraño, desacostumbrado, excesivamente peculiar u original, como lo define la DRAE. Y extranjero, fuera del sitio en que todos siempre están.

 

He querido pensar mi vida y pasar por ella como la de un extranjero permanente, es decir, que es o viene de país de otra soberanía. En mi caso, de varias y diversas soberanías, que tenté unificar en la seguidilla de acontecimientos da la historia que han orientando mi vida, hasta este día en que, próximo del fin de mi cronología, veo el sol como el esplendor que me acompaña, con la distancia de otros seres.

 

Las imágenes que aprendí con Paulo Freire, la Hermana Jefe, el Niño, el Ingeniero y su Señora Mujer, mas mis amores y descendencia que adoro, han creado en mí ese extranjero extravagante que está definido en mí v  en otros, a lo largo de todo el texto. Palabras que acaban en esta línea. Luchando por libertar la teoría del oprimido para tener el efecto de Pelequén y del hombre que más admiro, Salvador Allende Gossens y la Hermana Jefe, mi regalo de la vida. Como el Sol Inka o  el Tahuantinsuyo de mi vida. Es así como termino esta psicoanalice da mina propia vida, cada día más corta y mas solitaria.

 

Sin embargo, me orgullo en decir que otros continuarán esta herencia que dejo en más de 70 libros, una amplia familia, llena de descendientes. Los hijos, nietos y libros. Fue así que entendí que la vida no es solitaria. Está acompañada por las centenas de persona que han hecho de mi vida, la de un venerable, espero, Matusalén…dentro de todos los seres humanos que antes que después, me han formado con un después que se aproxima de su fin, como debe ser,  por ser un común ser humano que nace, crece y fallece, con o si alma.

 

Es así que este texto es para mis hermanos, con los que raramente conviví, y sus descendientes, tantos, que ni sus nombre conozco. Menos aún, sus personas.

 

Lo único que lamento en la vida, es la distancia que ha acontecido entre mi familia y mi persona, mis antiguos discípulos y colegas. Pero quedan las memorias de este extranjero en todos los sitios del mundo y mi alegría de vivir. De sentir. De amar y sentir que soy amado. Desde el día en que nací y la obra de los sindicatos formados por mí, en conjunto con otros, la escuela de campesinos y mi ciencia de etnopsicologia de la infancia, mi grande orgullo.

 

Son, pues, las memorias de un extranjero extravagante, que nunca se arredró hasta en los minutos más difíciles de mi vida.

 

Amé esa mujer desde mis 20 años, hasta estos 70 e más, la madre de mis hijos, la abuela de mis nietos, la señora que se fue….de mi vida.

 

A seguir – Conteúdo do Processo Educativo

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